miércoles, 4 de agosto de 2010

Saludos desde casa

Cruzaba el umbral de la puerta de casa el 11 de Marzo pasada la 1.30pm. Esa misma fecha pero de 1938 se terminaban unas vacaciones en la nieve para mi abuelo materno. Entonces caerían en la cuenta que el Nazismo en Austria era un hecho fehaciente, que ya no quedaban esperanzas.

Se que mi sensación jamás puede ser la misma. Agradecido estoy de que en mi país cuento con todo lo que necesito y que no hay ninguna fuerza enfermiza y extraña que quiera dejarme en esas condiciones. Esa situación infrahumana donde uno queda subsumido a un objeto o quizá a menos. Deja de ser persona y pasa a ser rehén de un sistema que a la vista es lo peor que le puede pasar a la humanidad.

De todos modos mi motivación al dejar Colombia fue casi nula, ya no tenia deseos de seguir viajando y el tiempo me urgía. Me había propuesto que saldría vía Bs As lo antes posible. Mi meta era llegar a más tardar la noche del 11. No quería seguir viajando y tenía obligaciones que cumplir el mismo 12.

Fue algo loco o llamativo cuando mi abuelo me recordó eso ayer en la noche. El dio a entender como que a ambos se nos había terminado una etapa. La diferencia es que el perdía lo mas preciado, su juventud y toda esperanza en un futuro seguro, que día a día se volvería incierto. En mi caso mantengo el profundo convencimiento que muy pronto me reencontrare con tantos amigos que hice en viaje y que Colombia, al igual que Rosario, esta cerca o al menos no tan lejos como parece.

Hay que aprender a ver que nada es imposible cuando uno se lo propone. Solo es necesario convencerse y tener la firmeza. Esta en nosotros saber ver las cosas y los momentos precisos. Solo hay que decidir cuando es el momento y poner toda nuestra fuerza en esa meta. Sea lo que nos propongamos. No hay razón para dejarse vencer sin intentar. Todo se puede cuando se tiene la convicción y el tesón.

Me llevo el mejor recuerdo de Colombia. De un país que me trato como un compatriota. Jamás olvidare lo que fue ese mas de mes y medio por tierras hermanas. Un lugar donde sus paisajes son bellísimos, pero su gente lo es aun más. No podía creer lo que mis ojos veían desde el mismísimo día que cruce la frontera. Era otro mundo? Otro planeta? Que me estaba pasando? Seguro era un sueño, no podía ser realidad.

Hay veces que la realidad es un sueño y uno nunca quiere despertar. La realidad nos hace ver que ese sueño no puede mantenerse ad infinitum, es necesario salirse del sueño para adentrarse en otro, que puede ser aun mejor que el anterior. Pero esto es posible? Solo lo podré saber durante mi próxima visita a Colombia. Tierra que hoy día ya deja de ser desconocida para pasar a ser tierra propia.

Se termina un sueño, una etapa. Parece extraño pero me llevo mucho, también dejo algo mío en cada lugar, en cada rincón, en cada paso que he dado. Ya no soy el mismo que salio en Diciembre, sin demasiada información de a donde me conduciría mi caminar, era eso lo que me generaba mayor expectativa. Y es eso lo que hoy me hace ser otro. Ni mejor, ni peor, simplemente distinto.

GRACIAS COLOMBIA por un recuerdo imborrable. Sus olores, sus encantadores y cautivantes paisajes, sus sabores, sus colores, todo, pero todo queda grabado en mi retina... y aun mas importante que eso, todos uds donde estén quedaran en mi corazón, por SIEMPRE.

Un fraternal saludo de quien los quiere y estima mucho... ya nos reencontraremos en cualquier lugar, solo importante seguir reencontrándonos.

AMEN.

Afectuosamente,

Martin -Tincho para los amigos-

PD: es extraño, pero concluyo escribiendo estas líneas con una sequedad en la garganta y un sudor frío que recorre mi cuerpo... es señal que mi relato se ha llevado, también, algo de mí.